“Sin acuerdos previos, casi sin conocernos,
con Jesualdo y Olga Cossenttini hemos participado en tres experiencias
pedagógicas rioplatenses independientes unas de otras, experiencias que con el
tiempo, se reconocen semejantes y coincidentes, porque respondían a una misma
preocupación profunda: encontrar algunas ideas claves y aportar algunas
herramientas de trabajo pedagógico que pudieran ayudar a transformar la escuela
primaria común, en el campo, en los barrios, en la ciudad. Enriquecerla de vida
y arte, centrarla en sus más auténticas responsabilidades, jerarquizarlas con
formas serias de trabajo diario, hacerla abierta y realmente atrayente a su
población de niños carentes de privilegios también en el disfrute de las
oportunidades y de los propios servicios educativos.” (Iglesias 1985)
Biografía de Luis
F. Iglesias (1915 – 2010)
Nació en Tristán Suárez, partido de Esteban Echeverría. Durante 20
años se desempeñó como maestro único en la Escuela Rural unitaria Nº 11 de esa
zona y reunió sus experiencias en varios
libros. Elaboró propuestas renovadoras de la didáctica en todas las áreas de la
educación básica, convirtiéndose en un pionero para su época. Fue becario de la
UNESCO y en la Universidad de La Plata, inició la primera Cátedra Universitaria
Argentina de Organización y Didáctica de la Enseñanza primaria (1960/61). Desde
esos años y hasta 1976, fue miembro directivo del periódico del Combate Docente
“Educación Popular”, que fue varias veces censurado y que él llegó a escribir
desde la cárcel.
Recibió muchos premios importantes y títulos Honoris Causa en todo
Latinoamérica: Premio Aníbal Ponce (1985), Premio Konex de Platino Humanidades, Educación, Maestros (1986),
Primer Premio de Educación, Fundación Navarro Viola (1988), Medalla de Honor
por su defensa de la Escuela Pública, de la Fundación Ricardo Rojas-Karakachoff
(1992), Título de Doctor Honoris Causa,
por la Universidad de Lomas de Zamora (1994), Distinción Honorífica del II
Congreso de Historia de la Educación en Brasil, Medallón de Plata y Diploma de Profesor Titular del instituto Superior
Pedagógico “Enrique José Varona” en el Congreso “pedagogía 95” en la
Habana, e igual titularización de homenaje en el Instituto Pedagógico
Latinoamericano y Caribeño (1995).
Su último gran homenaje lo recibió en Paraná, en el marco del Congreso
Nacional de Educación del Bicentenario. Se proyectó el documental: Luis F.
Iglesias “El camino de un maestro” que todavía se emite por canal encuentro.
Falleció el 8 de agosto de 2010, el día que se celebraba el día del
niño.
Otras obras:
ü La escuela emotiva
(ensayo – 1945)
ü Viento de estrellas
(antología – 1950)
ü La escuela rural
unitaria (1957)
ü Diario de Ruta. Los
trabajos y los días de un maestro rural (1963)
ü Dialéctica de la
libre expresión (1979)
ü Pedagogía creadora (1980)
ü Los guiones
didácticos: Técnica para la conducción del aprendizaje (1988)
ü Confieso que he
enseñado (2004)
Fue contemporáneo de Paulo Freire (1921 – 1997), no solo en el tiempo,
sino también por sus teorías e ideas (Pedagogía del Oprimido – La Educación
como práctica de la libertad.).
Los cuadernillos de expresiones libres, realizados por sus alumnos,
dieron origen a su libro “Viento de estrellas” (Antología – 1950).
Experiencia y
Enfoque:
Iglesias escribe desde la experiencia del maestro único de la escuela
rural, donde atendía él sólo, a niños de 1º a 7º grado (6º en ese entonces).
Pero mucha de su metodología de trabajo, podría aplicarse con éxito a la
escuela primaria actual. La escuela pública de hoy tiene como característica
predominante, la heterogeneidad de su alumnado. Grupos de alumnos con niveles y
conocimientos muy dispares. Aunque contemporáneos en edad, los chicos presentan
profundas diferencias culturales y socio – económicas, dados por pertenencia a
familias de diferente nivel socio-económico, origen de pobreza estructural,
inmigrantes, etc.
Sus libros son, fundamentalmente, un manual de
instrucción de didáctica de la enseñanza. En ellos, enseña a enseñar. Demuestra con ejemplos cómo
se logra lo que él propone, da toda clase de muestras y prototipos a seguir.
Basado en la pedagogía del “texto libre” iniciada en Francia en la
década de 1920 con Célestin Freinet, el maestro Iglesias recupera y da un lugar
de importancia a lo que tiene que decir la clase popular, la menos escuchada,
transitando así por una nueva etapa que consistirá en adaptar materiales y
técnicas de trabajo en la escuela a las necesidades e intereses del pueblo.
La base de la pedagogía propuesta por Iglesias, se encuentra en la
valoración de las experiencias y la vida cotidiana de sus alumnos, como posible
fuente para sus escritos. Sostiene, citando a José Martí, que para poder
escribir bien sobre algo, hay que saber mucho sobre el tema, y que si de algún
tema saben los niños, es de sus propias experiencias. En su propuesta, el
maestro se encarga de hacer circular las producciones de sus alumnos, entre
ellos mismos y hasta fuera de la escuela. De esta manera, el docente deja de
ser el lector único de los trabajos de sus alumnos, cuyo destino es el de ser
corregidos y archivados, sino que se ve a los alumnos con la capacidad para
leer y poder corregir sus propios escritos y el de sus pares, aquellos que
piensan y sienten igual, y cuyos parámetros comunicativos son compartidos y más
cercanos a los intereses y posibilidades de la edad.
Dice Maite Alvarado en su libro “Entre líneas, teorías y enfoques de
la enseñanza de la escritura, la gramática y la literatura”:
Luis Iglesias es el exponente más representativo, en
nuestro país, de una de las líneas más radicalizadas de la nueva escuela: la
pedagogía del texto libre, o de la “libre expresión”. Admirador de Charles
Bally, al igual que Marta Salotti, Iglesias hace del “lenguaje de la vida”, el
que el niño habla y siente, objeto de cultivo escolar a través de la expresión
libre. (Alvarado 2001: 31)
Iglesias es tomado así como ejemplo por los grandes teóricos de la
época del cambio en las propuestas de lecto-escritura. Profesionales que
impusieron una nueva forma de trabajo en las aulas, insertaron el trabajo de
aula-taller, y pensaron una manera de trabajo diferente. Estos profesionales
pioneros, como Maite Alvarado, no pueden dejar de tomar a Iglesias como una
figura representativa frente al cambio, tan necesario.
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